La prótesis dental fija es un tratamiento que reemplaza o restaura piezas dentales naturales ausentes mediante símiles dentarios confeccionados a medida que se cementan (proporcionando una sujeción duradera) a dientes naturales previamente desgastados y/o a implantes dentales que se cubren o enfundan. restauran las partes deterioradas de los dientes o reemplazan a los que se han perdido, cualquiera sea su causa. En estos casos las piezas "postizas" que reemplazan a los ausentes se llaman Pónticos, y forman una estructura contínua con las fundas denominada PUENTE.
Normalmente las fundas se sitúan a los extremos de los pónticos, en una proporción ideal de dos por uno; pero tambien existe el caso de dos pilares juntos que con las corespondientes fundas sostienen un póntico en extensión, a este caso se le llama PUENTE EN CANTILEVER.
La prótesis fija es una de las prótesis dentales más cómodas, mejor toleradas y a la que más fácilmente se adapta el paciente, además de poseer la estética más natural que existe; pero tiene sus limitaciones: se necesita un mínimo número de piezas dentales remanentes en boca para distribuir las fuerzas de soporte del puente y es más cara que la prótesis de "quita y pon".
Proporciona una masticación potente, una fonación correcta y una estética muy conveniente; aventaja en todo a la prótesis removible, pero debe tener el paciente una higiene dental exquisita diaria y visitar mínimo una vez al año a su dentista para control de la misma. Otra gran ventaja es que el paciente nunca queda "sin dientes": durante el tratamiento llevará un puente provisional de resina, y una vez colocado el definitivo ya no debe ser retirado de la boca por ninguna causa.
Con respecto a la adaptación, puede pasar que los primeros días el paciente se muerda la mejilla o la lengua, sobre todo si hacía mucho tiempo que tenía piezas dentales ausentes; así como también los primeros días puede molestar las bebidas y/o alimentos fríos, calientes y/o dulces.
Una vez cementadas definitivamente, las prótesis fijas deben ser controladas una vez al año por el profesional dental para evitar inflamaciones gingivales, retracciones, movilidad dental, posibles descementaciones, y en grandes rehabilitaciones será indicado una ortopnatomografía (radiografía panorámica de la boca) cada tres años.